Yacimientos arqueológicos

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Calahorra es un auténtico tesoro arqueológico que refleja el paso de diferentes civilizaciones y los acontecimientos que han marcado su historia a través de los siglos. La ciudad presenta una superposición de estructuras arquitectónicas de distintas épocas históricas, lo que crea un contexto fascinante para la exploración arqueológica. Sin embargo, esta riqueza también ha dificultado las excavaciones, ya que para conocer a fondo la Calagurris Iulia de época romana es necesario superar las capas de sucesivas construcciones.

Fundada bajo el patrocinio de Augusto alrededor del 30 a.C., Calahorra se constituyó como un municipio romano que desarrolló su urbanismo a lo largo del siglo I d.C., abarcando lo que hoy se conoce como su casco histórico. Gracias a su ubicación estratégica en la calzada de Italia in Hispaniis, la ciudad se convirtió en un importante enclave comercial, desde donde partían vías hacia localidades como Numancia y Pamplona. En este periodo, Calagurris comenzó a dotarse de elementos defensivos y de complejas infraestructuras, incluyendo murallas, edificios públicos, y sistemas de abastecimiento de agua, como acueductos y cloacas.

Además de su desarrollo urbano, la ciudad también construyó villas en su entorno rural, que destacan por ser centros de explotación agrícola y artesanal. Por ejemplo, el alfar romano de La Maja, activo en el siglo I, producía cerámica y vidrio, algunos de los cuales están asociados a nombres de alfareros de renombre.

Sin embargo, la prosperidad de Calagurris se vio amenazada por crisis económicas y políticas a fines del siglo III y las invasiones germánicas del siglo IV, lo que llevó al abandono de muchas de sus estructuras y a la transformación del espacio urbano.

Principales Yacimientos Arqueológicos

Dentro del municipio de Calahorra existen lugares de interés donde se conservan restos arqueológicos visibles y que se pueden apreciar por el viandante:

El Sequeral

Desde el Mirador de San Francisco, también conocido como el Rasillo de San Francisco, podrás disfrutar de vistas espectaculares de la ciudad y algunos de sus edificios más emblemáticos, como la Catedral, el santuario de El Carmen y el Humilladero. Además, tendrás la oportunidad de observar los restos de “El Sequeral”, la base de un antiguo torreón que pertenecía a la muralla romana del siglo I d.C. Este importante vestigio se encuentra ubicado en el casco antiguo de la localidad, justo detrás de la iglesia de San Francisco y junto a la Escuela Municipal de Música, y es visible desde el mirador, ofreciendo una conexión única entre el presente y el pasado histórico de Calahorra.

Murallas

Las murallas de Calahorra son testigos de una época de transformación en la organización urbana de Calagurris, que ocurrió en consecuencia de la crisis económica y política del Imperio Romano en la segunda mitad del siglo III, junto a las primeras invasiones germánicas a comienzos del siglo IV. Para adaptarse a esta nueva realidad, se levantó un segundo tramo de murallas, cuyos restos todavía se pueden observar en la calle Carretil.

La construcción de estas murallas en el siglo III resultó en la delimitación de áreas urbanas que quedaron extramuros, llevando al abandono de varios edificios, como los que se encuentran en el cercano yacimiento de la Clínica. Este cambio en la organización del espacio refleja la fragilidad de la ciudad en un período de profundo cambio social y político.

Circo romano

El circo romano de Calahorra, una de las infraestructuras más emblemáticas de la antigua Calagurris, fue un impresionante edificio destinado a las carreras de carros. Este monumental espacio ocupaba lo que hoy se conoce como el paseo del Mercadal y las manzanas adyacentes. Construido en el siglo I, su diseño seguía el famoso Circus Maximus de Roma, siendo un reflejo del esplendor y la importancia de Calagurris en su época.

Aunque hoy en día son escasos los restos visibles del circo, al final del paseo se puede observar un muro curvo de mampostería que forma parte del hemiciclo norte del edificio. Además, en el Parque de la Era Alta, frente al Parador, se ha trasladado una canalización ornamental que servía para la evacuación de las aguas de la arena utilizada en las carreras, un vestigio del esplendor de este espacio lúdico.

La municipalización de Calagurris en el último cuarto del siglo I a.C., otorgada por el emperador Augusto, marcó el inicio de un desarrollo urbano que incluyó la construcción de importantes infraestructuras públicas, entre las cuales destacaba el circo. Este espacio proporcionaba no solo espectáculos, sino también un lugar de encuentro y socialización para la población.

Aunque los restos del circo no son evidentes a simple vista, se ha logrado reconstruir su planta y algunas de sus características, permitiendo a los visitantes imaginar la grandeza de este edificio monumental que una vez dominó la vida social y cultural de Calahorra.

Acueducto

Los restos de cimentación del acueducto que suministraba agua a Calahorra durante la época romana proceden de Sierra Lahez, situada en el valle de Ocón, a aproximadamente 30 km de la ciudad. Este vestigio se encuentra en las afueras, cerca de la Carretera de Arnedo, adyacente al yacimiento de la Primera Edad del Hierro de Sorbán. Es accesible a pie a través de la Vía Verde, lo que permite a los visitantes explorar esta interesante parte del patrimonio histórico de Calahorra.

Las Medranas

Este interesante yacimiento arqueológico está ubicado en el solar donde se encontraba la casa de la familia Medrano. Este sitio revela restos de dos épocas claramente diferenciadas, que ofrecen una visión fascinante de la historia de Calahorra.

En primer lugar, encontramos un torreón romano del siglo I, que forma parte del recorrido de la muralla defensiva de la ciudad. Este torreón, de planta rectangular y construido con sillares de piedra, se asienta sobre un foso en forma de “V” que corresponde al primer asentamiento romano de carácter militar. Este foso, que fue rellenado después del abandono del asentamiento, representa una parte fundamental de la defensa de Calagurris en su época romana.

Además, el yacimiento alberga estructuras de lagares que datan de los siglos XVII y XVIII. Estos restos sugieren que Calahorra fue un importante centro de producción vinícola, con una actividad significativa en el siglo XVIII. Sin embargo, esta floreciente industria cayó en desuso tras la plaga de filoxera que devastó los viñedos a finales del siglo XIX. Como consecuencia, muchos de los lagares fueron abandonados o reutilizados, posiblemente convertidos en cuadras o caballerías.

Las Medranasas no solo nos permite explorar la historia romana de Calahorra, sino que también nos conecta con su legado agrícola y vinícola, reflejando así la evolución de la ciudad a través de los siglos.

La Presa 

Ubicado en las afueras de la ciudad, en el paraje de los Agudos y dentro de la Senda Natural de La Degollada, se encuentran los restos de una antigua presa de cierre de un embalse alto-imperial. Esta construcción fue diseñada para abastecer de agua a una parte de la zona centuriada de Calagurris, situada entre lo que hoy son Calahorra y Rincón de Soto. Este vestigio es un importante recordatorio de la sofisticada ingeniería hidráulica de la época romana, que permitió el desarrollo agrícola y urbano de Calagurris.

La Clínica

El yacimiento arqueológico de La Clínica, excavado durante la segunda mitad del siglo XX, es un museo de sitio de gran relevancia histórica que conserva los restos de una importante edificación de carácter público y un conjunto termal.

Edificación romana

Construida en el tercer cuarto del siglo I d.C., esta monumental edificación perdió su funcionalidad a mediados del siglo III. Su notable estructura se distribuye en tres niveles o terrazas de ocupación, con impresionantes mosaicos, pinturas y elaborados estucos que adornan sus paredes. Debido al diseño de la parte preservada y su adyacente conjunto termal, se sospecha que se trataba de un edificio público más que de una domus, o casa privada. Las valiosas pinturas, estucos ornamentales y otros ajuares descubiertos durante las excavaciones pueden ser contemplados hoy en el Museo de la Romanización, donde reflejan la riqueza cultural de la época.

Conjunto termal

El conjunto termal de La Clínica comprende diversas instalaciones, entre las que se identifican un praefurnium (horno) y un hypocaustum (sistema de calefacción), así como los restos de una piscina. También se ha encontrado un canal de desagüe que desemboca en un gran colector, diseñado para encauzar las aguas residuales y pluviales, permitiendo así una adecuada evacuación y evitando la degradación de las laderas del cerro calagurritano. El tramo conservado del colector alcanza los 35 metros de longitud y presenta un ingenioso cambio de nivel, logrado mediante cuatro robustos escalones.

La Dama

Entre los hallazgos más destacados de las excavaciones se encuentra la célebre “Dama de Calahorra”, una escultura de mármol blanco que fue descubierta en la década de 1930 durante la cimentación del Centro Rural de Higiene. Esta escultura, que data del siglo II d.C., presenta una representación idealizada en la que se aprecian rasgos como un grueso cuello, un mentón robusto y una nariz incipiente, que han llevado a algunos expertos a considerarla de carácter masculino, tipo efebo. Sin embargo, otros analistas destacan elementos como el tratamiento del cabello y la nariz recta, sugiriendo una representación femenina relacionada con Minerva Pacífica. Esta figura se ha convertido en un símbolo icónico de la ciudad de Calahorra, testificando la riqueza cultural y artística de su pasado.

Cloacas

Esta notable obra arquitectónica del siglo I d.C., construida en opus caementicium, que se mantuvo en uso hasta principios del siglo IV, se localiza en la calle San Andrés. En la actualidad, el sistema de cloacas excavado tiene una longitud de aproximadamente 50 metros, aunque se encuentra cegado en ambos extremos por la acumulación de sedimentos a lo largo de los siglos.

La construcción presenta paredes de 43 cm de grosor, con un espacioso ancho de 64 cm y una altura de 1,32 metros, finalizando en una bóveda de cañón. A lo largo de uno de sus muros se pueden observar huecos que probablemente fueron creados para la iluminación mediante lucernas, facilitando así las labores de mantenimiento y limpieza del sistema de alcantarillado.

Su trazado sigue la dirección del Decumano Máximo, orientado de este a oeste, con una ligera pendiente hacia el este. Este ingenioso sistema de cloacas se encargaba de evacuar las aguas residuales de los conjuntos termales y de los edificios circundantes, lo que denota la avanzada infraestructura de saneamiento de la antigua Calagurris.

Descubiertas en los años setenta, las cloacas fueron objeto de excavación y estudio gracias al esfuerzo conjunto de la asociación Amigos de la Historia de Calahorra y don Moisés Arnáiz, propietario del solar que proporcionaba acceso a este interesante yacimiento. Desde 1995 hasta 2002, las cloacas fueron abiertas al público, y actualmente, bajo propiedad municipal, se están llevando a cabo trabajos para reabrirlas a las visitas.

Además de las cloacas principales, se han descubierto otros tramos de canalizaciones de menor envergadura en diferentes puntos de la localidad. Estos hallazgos subrayan la importancia de Calagurris en el contexto del Imperio Romano, ya que pocas ciudades hispánicas contaban con una red de saneamiento tan sofisticada como la de Calahorra. Aunque se cree que no existía una red de alcantarillado subterráneo que abarcara todo el municipio, esta red de cloacas permitía una eficiente evacuación de aguas, complementada por un sistema externo para las zonas alejadas.

El estudio de las canalizaciones ha enriquecido nuestro conocimiento sobre la vida cotidiana de los habitantes de la antigua Calagurris, revelando importantes descubrimientos arqueológicos, como un pendiente de oro que se exhibe en el Museo de la Romanización. Este yacimiento es un testimonio del ingenio y la organización de la infraestructura urbana de la época clásica en Calahorra.

Arco de San Andrés

Ubicado en el Planillo de San Andrés, el Arco de San Andrés, también conocido como el Arco del Planillo, es una construcción emblemática que daba acceso a la ciudad medieval de Calahorra. Este arco, que se atribuye generalmente a época romana, es el único de las puertas de entrada al recinto amurallado que se ha mantenido en pie hasta nuestros días.

Estructuralmente significativo, el arco se integra sobre una edificación posterior que alberga la imagen de la Virgen del Planillo, también conocida como la Virgen de Lobera. Esta tradición de colocar imágenes en los accesos a las poblaciones tenía un propósito de protección, aportando un sentido de resguardo a los habitantes de la ciudad.

Al atravesar el arco, los visitantes acceden al Planillo de San Andrés, un espacio que no solo ofrece vistas históricas, sino que también alberga un homenaje a Don Pedro Gutiérrez Achútegui (1880-1973), un ilustre hijo de Calahorra y apasionado investigador de la historia local. Su busto se erige como un reconocimiento a sus contribuciones al estudio de la historia de la ciudad.

Datos Yacimientos arqueológicos

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